Contexto Problemáticas


VIVIENDA, ORDENAMIENTO TERRITORIAL Y SERVICIOS PUBLICOS


La historia nos dice

En 1797 Antonio Nariño señaló lo siguiente sobre Nueva Granada: “El comercio es lánguido: el erario no corresponde ni a su población, ni a sus riquezas territoriales; y sus habitantes son los más pobres de América”1

Santafé, en las últimas décadas del siglo XVIII tuvo un periodo de constantes migraciones de individuos provenientes de los pueblos y provincias aledañas. Hecho que aceleró el proceso de mestizaje en la ciudad, al constituir un espacio poblado de libres de todos los colores. Este aspecto alertó a las autoridades para tomar medidas más efectivas en el control social debido a las constantes denuncias de algunos vecinos.

El impacto demográfico de dicha migración sobre la capital, originó de forma repentina y permanente el hacinamiento, el desempleo y el incremento de la demanda sobre los abastos que día a día se hacían más caros; simultáneamente, el empobrecimiento se generalizó al punto que la miseria se asentó de una manera desconocida hasta entonces.2

Vivienda
Las malas construcciones de las casas, se trasladaron a la mala alimentación y el elevado precio de otros productos, por culpa de los revendedores y regateadores. Respecto a los regateadores y revendedores los síndicos procuradores señalaban al cabildo, las molestias de los habitantes, por ejemplo para el año de 1799 se indicó:

el perjuicio gravísimo que sufre el publico con la venta y compra que en los caminos entradas y calles de esta ciudad hacen algunos pulperos de todos los efectos y comestibles que casi nunca se conducen a la plaza …como diariamente con el mayor dolor se experimenta en los cacaos, azucares, panelas, alfandoques, y en otros muchos víveres y comestibles, hasta extenderse a toda especie de frutas.. (A.G.N. Sección Colonia, Fondo Abastos SC: 1,14.7, folio 52r).

Según Anthony McFarlane, "la elite de la capital se basaba en un núcleo de familias terratenientes que se proclamaban descendiente de los conquistadores, tenían grandes propiedades en las afueras de Bogotá, asumían cargos en la Iglesia y el gobierno coloniales y se casaban con altos funcionarios de la península". Era, ya, el embrión de una oligarquía nacional que dominaba el cabildo y los nombramientos de alcaldes, como lo advirtió el virrey Caballero y Góngora.

En la mayor parte del Nuevo Reino de Granada el proceso de mestizaje fue tan intenso durante el periodo colonial que para fines del siglo XVIII la población indígena censada no alcanzaba al 10%, con una concentración muy desigual a lo largo y ancho de su territorio.

En 1810 Santafé tenía 22.000 habitantes, la mitad que Caracas y una cuarta parte que Quito. Sufría el azote de la lepra y había padecido entre 1780 y 1803 dos epidemias de viruela que mataron a 4.000 personas. Solo 7 de cada 100 habitantes vivían más de 55 años.3 La gran mayoría eran esclavos, criados o pobres de solemnidad. Solo tres coches de caballos circulaban por las calles embarradas: el del Virrey, el del Arzobispo y el del único noble neogranadino: el Marqués de San Jorge.

La provisión del agua y el alcantarillado
Llegaba el agua en botijas a lomo de burro desde el chorro de Padilla, próximo al actual funicular. Ríos y quebradas hacían las veces de alcantarillado y la plaza de mercado era epicentro de negocios y provisiones.

Cultura
Las diversiones eran los toros, los paseos al campo, las procesiones y las comedias. Abundaban beatas y monjas, pero no faltaban las meretrices.

La cultura gastronómica
Por lo demás, el ajiaco ya figuraba como plato regional y el postre predilecto era el dulce de guayaba. Los ricos tomaban chocolate y los pobres, chicha. Prácticamente no se consumía pan: la arepa reinó hasta 1840.4 Esta fue una de las conexiones de la elite santafereña con la revolución que iba a estallar pocos días después.

El primer ordenamiento territorial
Hemos visto el surgimiento de nuestra vida republicana como un fenómeno que enfrentó a la capital virreinal, con las ciudades importantes de provincia y en concreto con Cartagena. Esta sin lugar a dudas, se constituyó a fines del período de dominación española y en las dos primeras décadas del siglo XIX en la metrópoli de mayor peso comercial y económico de nuestro territorio. Esta circunstancia conllevó a que el puerto caribeño fuera el principal defensor e impulsor del ordenamiento federal en Colombia. Por el contrario Bogotá, que en un comienzo, el 20 de julio de 1810, propuso el federalismo como forma de ordenación territorial, después y ante la perspectiva de no poder someter a los poderes interregionales, adoptó la idea de la república unitaria. En este momento histórico, 1811-1816, Colombia tuvo dos ordenamientos territoriales las provincias, que con excepción de Bogotá, se adhirieron al federalismo, mientras que Cundinamarca en solitario, optó por el centralismo.5

En la Provincia de Santafé, una de las once que conforman el territorio de la Nueva Granada, la vida política tiene sus propias características, no solo por ser el territorio más densamente poblado y el lugar en el que se encuentra la ciudad capital del virreinato, sino por sus particularidades étnicas y culturales. La Provincia estaba compuesta por la ciudad de Santafé que albergaba el 18% de la población, el otro 82%, se encontraba agrupado en 53 pueblos de indios, distribuidos en siete Corregimientos.6 Sin embargo, la tendencia a estudiar la ciudad y las villas en hispanoamerica, ha dejado de lado los pequeños pueblos y las áreas rurales, en donde vivía el mayor número de habitantes, lo que ha impedido conocer la vida política y administrativa, de estos pequeños núcleos de población. Como lo sostiene Marta Herrera, para los Andes centrales. “... el control de la población se ejerció, a partir de una tupida red de pueblos de indios, que cubrió el altiplano y buena parte de las estribaciones cordilleranas”24. (307) Pero es importante anotar que este control no solo se ejerció sobre la comunidad indígena, sino también sobre los vecinos o la población de todos los colores asentados en los pueblos, las parroquias, las haciendas y las áreas rurales de la provincia.

El ordenamiento territorial y administrativo de la provincia de Santafé, en corregimientos y pueblos de indios explican en gran parte los procesos de la política local. Sin embargo, no se debe confundir los pueblos de indios con los resguardos y de otra parte, se debe tener en cuenta que con el paso del tiempo a lo largo de la vida colonial, surgieron otros componentes políticos que fueron cobrando cada vez mayor relevancia y que están relacionados con los cambios demográficos, como el incremento de la población de vecinos y el surgimiento de nuevos grupos sociales que se hacen sentir en el ámbito de la política local, como es el caso de los ‘orejones’. En otras palabras, para comprender los elementos y la dinámica de la política local, es necesario tener en cuenta el ordenamiento territorial de los pueblos y la segregación de la población, en la ‘republica de indios’ y la ‘republica de blancos’25.

El abastecimiento de la ciudad
El centro de provisión por excelencia de Santafé colonial y de Bogotá, sobre todo en la primera mitad del siglo XIX, fue el mercado público que vistió sus mejores galas durante tres siglos, y desarrolló su actividad cada viernes desde aproximadamente 1560 hasta 1861 en la Plaza Mayor, denominada desde 1846 Plaza de Bolívar. Por otro lado, la tienda aparece como otro centro de provisión importante que abría sus puertas los días que no funcionaba el mercado público de la Plaza Mayor, con productos alimentarios, tanto como telas, lozas y artículos religiosos.

VIVIENDA

Mientras en 1951 la población urbana constituía el 39% de la nacional, en 2004 esta representa el 74%. Así mismo, se observa que la tasa de crecimiento de los hogares urbanos es 1,6 veces la de la población, con una importante participación de los hogares jóvenes. Cada año se conforman en las áreas urbanas alrededor de 185 mil hogares, generando una fuerte presión sobre la demanda actual y futura por vivienda urbana.

Si se suma la población de las ciudades de más de 100.000 habitantes se obtiene más del 53% de la población total del país. En las cuatro principales ciudades vive el 39% del total de la población urbana del país y sólo en Bogotá se concentra más del 21% de ésta misma.

En Colombia para el año 2020, la población urbana se habrá incrementado en un 30% con la adición de 10 millones de habitantes en los centros urbanos. Revertir la formación de asentamientos precarios y mejorar las condiciones de los existentes, son retos fundamentales para las ciudades colombianas, así como para el diseño de políticas e inversiones en vivienda, desarrollo urbano y servicios básicos.

Vivienda
La solución del déficit habitacional colombiano debe partir del reconocimiento de los niveles de pobreza que registra el país, (estimados entre el 46% y el 61%); y de la bajísima capacidad de endeudamiento de los hogares de bajos ingresos.

-El 44,9% de los hogares viven en condición de propietarios de la vivienda que habitan; además la vivienda está totalmente pagada. Del 2003 al 2008, se presenta una reducción de 3,1 puntos porcentuales de los hogares que se declaran en esta condición de ocupación de la vivienda.

-Los arrendatarios y subarrendatarios alcanzan el 31,6%, presentando un aumento de 0,2 puntos porcentuales con respecto al 2003. Los hogares en condición de usufructo/ ocupante de hecho pasaron de 15,3% en el 2003 a 17,5% en el 2008, equivalente a una incremento de 2,2 puntos porcentuales.

A pesar de seguir contemplando el 30% del ingreso como proporción válida de compromiso de los hogares para el pago de las cuotas de amortización de un crédito hipotecario de largo plazo, la evaluación de la composición del gasto según el Dane y la experiencia internacional establecen que dicho compromiso no debe superar entre 20 y el 25 %, según el segmento seleccionado.

Al igual que la mayoría de los países latinoamericanos, la situación laboral colombiana se ha caracterizado en los últimos años por unos elevados niveles de desempleo y por el crecimiento sostenido de la informalidad, en donde en promedio 6 de cada 10 empleos generados corresponden a ese tipo de actividad.

La diferencia entre formalidad e informalidad no se reduce exclusivamente a la regularidad del ingreso, sino que se centra fundamentalmente en la dificultad de los informales de bajo ingreso para acceder a las coberturas sociales que tienen los asalariados y que afectan la calificación de riesgo para el otorgamiento de crédito.

El 20 de diciembre del 54

Los problemas de la ciudad
Asamblea de 79 barrios en Bogotá consulta sobre los problemas de la ciudad: del conjunto de los barrios consultados, 39 carecen por completo de andenes, sólo 11 de ellos cuentan con alumbrado público, 27 carecen por completo de este servicio, 22 carecen de alcantarillado y 23 de servicio de agua. En 33 de esos barrios nunca se recoge la basura ni se practica el aseo público y muchas de sus calles no han sido barridas jamás.

En 2010
Las coberturas existentes hasta el presente en cada uno de los servicios públicos domiciliarios, tiene importantes diferencias entre la ciudad y el campo. Cuya inversión pública inició en la ciudad y desatendió al campo y eso también fue una de las razones que obligaron a abandonar el campo.

Las coberturas alcanzadas en el marco de la ley de privatizaciones de los servicios públicos a partir de 1994, no han logrado alcanzar los niveles porcentuales obtenidos durante los años de manejo estatal. Dichas coberturas y calidades que hoy se poseen fueron alcanzadas gracias a la organización y movilización efectuada por las poblaciones en el campo y las ciudades.

Las tasas de cobertura de los servicios públicos domiciliarios avanzaron en 2003 y, aunque se conservan diferencias importantes entre las zonas urbanas y las rurales esta brecha ha venido reduciéndose, particularmente en acceso a energía eléctrica y recolección de basuras, y con resultados más modestos en telefonía fija. Los avances en cobertura se encontraron principalmente en los quintiles intermedios de ingreso, excepto para gas natural, cuya expansión es más perceptible en los grupos de población con mayores ingresos.

En cuanto a calidad en general existe una percepción de mejora en la calidad de los servicios, salvo algunos eventos y regiones específicas, cuyos resultados se detallarán en los diferentes servicios. En general, la menor concentración de población en las zonas rurales coincide con una percepción de más baja calidad del servicio. Por regiones, la pacífica y la atlántica reportan baja calidad del servicio.

3.1. ENERGÍA ELÉCTRICA
La cobertura de energía eléctrica avanzó notablemente durante la década de los noventa tanto en las áreas urbanas como en las rurales. Según los resultados de la ECV 2008 el servicio de energía eléctrica cubre al 99,8% de los hogares en las zonas urbanas y al 83,1% en las rurales.

3.2. ACUEDUCTO
El servicio de acueducto registra avances en los resultados globales del país, los cuales se explican fundamentalmente por un sostenido progreso de las coberturas en las zonas rurales. Sin embargo, persisten problemas de calidad y regularidad del servicio. A pesar de la expansión de las coberturas rurales se mantiene un fuerte contraste con los resultados en las zonas urbanas.

La evolución de la cobertura del servicio público, privado o comunal de acueducto presenta en el país una situación diferente. En el año 2008, el 86,7% de los hogares colombianos contaba con este servicio, siendo 0,6 puntos porcentuales menor a la registrada en 2003.

3.3. ALCANTARILLADO
Aunque se han registrado avances desde 1993 en la cobertura del servicio de alcantarillado, las diferencias entre zonas urbanas y rurales se han acentuado debido al mayor desarrollo en las cabeceras. Sin embargo, persisten grandes diferencias entre regiones y en ellas entre las zonas rurales y urbanas. En algunos casos, como en la región atlántica, se observa un deterioro en el acceso de las zonas rurales.

El servicio de alcantarillado en el año 2008 alcanza al 73,9% de los hogares del país, representando un incremento de 1,0 punto porcentual respecto a la cobertura registrada en el 2003, cuando el servicio cubría el 72,9%, de los hogares.

3.4. RECOLECCIÓN DE BASURAS
Este servicio presenta un leve progreso en el promedio nacional, explicado por mayores avances en las zonas fundamentalmente rurales catalogadas como resto frente al leve deterioro que se registra en las cabeceras municipales. Con el examen de la cobertura de este servicio por quintiles de ingreso se confirma el mayor esfuerzo por alcanzar los sectores más pobres de la población.

3.5 GAS NATURAL CONECTADO A RED PÚBLICA
En los últimos años se ha duplicado el porcentaje de hogares con conexión de gas natural. Se trata de un servicio que se ha expandido especialmente en las áreas urbanas y con mayor incidencia en los hogares de mayores ingresos.

A nivel nacional, la cobertura de gas natural pasa de 35,3% en el 2003 a 47,4% en el 2008, en la cabecera el incremento observado es de 14,2 puntos porcentuales respecto al 2003, y representa una cobertura para este servicio del 59,8% de los hogares, mientras en el resto el incremento alcanza 1,4 puntos porcentuales, representando una cobertura del 3,4% de los hogares.

3.6 ACCESO A SERVICIOS DE TELECOMUNICACIONES
La Encuesta de Calidad de Vida 2008, arroja una reducción de la tenencia del servicio telefónico fijo de los hogares del país, con respecto al 2003. Mientras en el 2003 este servicio era reportado por el 54,7% de hogares a nivel nacional, en el 2008 se observa una reducción de 10,4 puntos porcentuales, equivalente a una cobertura del 44,3% de hogares.

3.6.2 CELULAR
El uso de esta tecnología celular se evidencia en todo el país y la información muestra incrementos de 66,1 puntos porcentuales a nivel nacional. El 83,8% de los hogares menciona que algún miembro del hogar cuenta con teléfono celular para uso personal o del hogar, mientras que en el 2003 era de 17,7%.

La disponibilidad de teléfono celular por algún miembro del hogar asciende a 70,8% de los hogares, mientras en el año 2003 sólo alcanzaba un 4,6% de los hogares. Por su parte en la cabecera se presenta un incremento de 65,7 puntos porcentuales en la cobertura al pasar de 21,8% en el 2003 a 87,5% en el 2008.

La entrada en vigencia de la ley 142 de 1994, que desarrolló el régimen tarifario de los servicios públicos domiciliarios de la Constitución de 1991, implicó aumentos considerables en las tarifas y en la participación del capital privado en el sector, con regulaciones altamente favorables a los inversionistas antes que a las poblaciones, lo que impiden hoy a los usuarios el pago oportuno y/o continuo de los servicios públicos.

Las movilizaciones que hoy se están dando, tienen el objeto de mantenerse conectados a todos o a uno de los servicios públicos ante las preocupantes dificultades económicas que padecen los colombianos. Por otro lado esta situación inequitativa a favor de la confianza del inversionista a llevado a que un usuario experimente el corte de uno o más servicios públicos y discurra a escoger entre pagarlos o comer, o vestirse, o pagar la vivienda, o pagar la salud.

Sin embargo, los costos de los servicios públicos domiciliarios resultan onerosos, incluso para algunos habitantes de los estratos más altos. Vale la pena destacar que esta es una de las razones que los habitantes de los estratos más altos aducían para cambiar de lugar de residencia.

Por ejemplo si en Bogotá se participa con el 45% de los gastos totales para pagar los servicios públicos en el campo y en las regiones será más elevado el porcentaje, porque allí se cobren las tarifas más elevadas.

Situación que ha dado lugar a que se efectué un sinfín de peripecias por parte de los diferentes estratos para reducir los costos de las facturas de los servicios públicos.

Estudios últimos han dado como un resultado común a todos los estratos, la reducción del consumo, independiente del servicio, incluso el uso de la telefonía celular. Paradójicamente, no solo no se encuentra entre los estratos más bajos y el más alto, sino también entre el 5 y el 6.

Para la reducción del costo de las facturas de los servicios públicos, esos mismos hogares están dejarían de utilizar estos servicios, se obtuvo que dicha vía solo resulta factible para los cuatro estratos más bajos. En tanto que frente a la alternativa de dejar que la empresa proveedora corte la oferta del servicio al hogar, sólo los hogares de los dos estratos más bajos estarían dispuestos a asumir dicha consecuencia, aun ante la perspectiva de tener que pagar la penalización que implican los costos de reconexión.

Lo anterior implica, es que hoy no es tanto el acceso a los servicios públicos lo que preocupa a los hogares, sino cómo mantener el acceso, producto del alto costo de la provisión. Este problema se agrava aún más para los estratos más pobres por cuanto la política actual propugna por la reducción del porcentaje de los subsidios cruzados, que incluso llevarían a la eliminación de los mismos para el estrato 3. Al mismo tiempo, varios estudios indican que, como porcentaje del ingreso, para los más pobres las facturas de los servicios públicos domiciliarios son cada vez más onerosas.

Notas
1 En 1797 Antonio Nariño señalo sobre la Nueva Granada.
2 Sánchez, 1998:75
3 Anthony McFarlane, Colombia antes de la independencia: economía, sociedad y política bajo el dominio borbón, El Ancora/Banco de la República, Bogotá, 1997, p. 357.
4 Datos tomados de Jesús Ma. Henao y Gerardo Arrubla, Historia de Colombia, Voluntad, Bogotá, 1967; Fabio Puyo Vasco (ed.), Historia de Bogotá, 3 tomos, Villegas Editores, Bogotá, 1988; y Beatriz Castro Carvajal (ed.), Historia de la vida cotidiana en Colombia, Norma, Bogotá, 1996.
5 Malangón Pinzón, Miguel. LA CIUDAD DE BOGOTÁ, SU INFLUENCIA EN EL ORIGEN DEL FEDERALISMO
6 Ver, Diana Bonnett, Tierra y comunidad, un problema irresuelto; y, Marta Herrera, Ordenar para controlar, especialmente, paginas 16-17.